Una universitaria cursaba el último año de sus estudios. Como suele ser
frecuente en el medio universitario, la chica pensaba que era de izquierda y, como tal, estaba a favor de la distribución de la riqueza. Tenía vergüenza
de su padre, un empresario exitoso. Él era de derecha y estaba en contra de los programas socialistas. La mayoría de sus profesores le habían
asegurado que la de su papá era una filosofía equivocada.
Por lo anterior, un día ella decidió enfrentar a su padre. Le habló del
materialismo histórico y la dialéctica de Marx tratando de hacerle ver cuán equivocado estaba al defender un sistema tan injusto.
En eso, como queriendo hablar de otra cosa, su padre le preguntó:
-¿Cómo van tus estudios?
-Van bien - respondió la hija, muy orgullosa y contenta-. Tengo promedio de 9,
hasta ahora. Me cuesta bastante trabajo, prácticamente no salgo, no tengo novio
y duermo cinco horas al día, pero, por eso ando bastante bien, y voy a
graduarme en tiempo.